Cuando tratamos con archivos de audio, es muy importante conocer bien el tipo de códecs con los que estamos trabajando. Obviamente, hay extensiones de archivo que conllevan una compresión mayor que otras, y eso se va a notar muchísimo en la calidad del archivo final. Si el archivo de audio está excesivamente comprimido, la calidad será más baja.
En audio, la compresión afecta directamente a las frecuencias, es decir, con un alto nivel de compresión escucharemos una canción (pongamos el caso) de una manera mucho más plana. Lo que se suele perder casi siempre en estas compresiones son presencia de los bajos y agudos, provocando que la canción en cuestión pierda esa sensación de “profundidad”. Hay que tener en cuenta también el tipo de altavoz o auricular que estamos usando para las salidas, porque también influye mucho.
En esta lista pasamos a agruparte los códecs de audio más populares filtrados por su grado de compresión; los habrá sin compresión alguna, con compresión sin pérdida de calidad (lossless) y con compresión y pérdida de calidad (lossy)
- Formatos de audio sin comprimir: WAV, AIFF o AU
- Formatos de audio con compresión y sin pérdida: FLAC, MPEG-4 SLS, MPEG-4 ALS, MPEG-4 DST, WavPack, Shorten, TTA, ATRAC, Apple Lossless y WMA Lossless
- Formatos de audio con compresión y con pérdidas: MP3, Vorbis, Musepack, AAC, WMA y Opus
Esos son algunos de los mejores formatos de compresión de sonido, incluyendo aquellos siquiera la tienen. Cabe destacar que cuanto más comprimido esté el archivo más calidad perderá, si, pero también será mucho más ligero. Los archivos sin compresión pesan considerablemente más y ocuparán bastante espacio de disco. En audio puede que la diferencia no sea muy notable, pero en vídeo la cosa cambia. Si no tienes muy claro todavía el tema de las extensiones, en este artículo te contamos la diferencia entre contenedores y códecs.